Álvaro García Carmona lleva más de media vida de idilio con
el violín. Hasta tal punto, que el excepcional manejo que tiene de este
instrumento le ha servido a este villanovense para tener el privilegio
de formar parte de la Joven Orquesta de Holanda, reconocida nacional e
internacionalmente por su calidad y compromiso con la formación de los
estudiantes europeos. En la actualidad, de hecho, es el único extremeño
que la integra.
Este joven comenzó sus estudios de violín a los 8 años en la
asociación Apromuvis de Villanueva de la Serena. Un año después, ésta
se trasladó a Don Benito y pasó a ser la Asociación Orquesta Scarlatti,
donde comenzó sus primeras experiencias orquestales.
En el año 2010 ingresó en el Conservatorio Esteban Sánchez de Mérida,
donde terminó su Grado Elemental y Profesional logrando el Premio
Extraordinario en la modalidad de interpretación.
Compaginó sus estudios musicales con la ESO y Bachillerato en el IES
Puerta de la Serena de su ciudad natal, Villanueva de la Serena,
logrando en ambos casos el título al mejor expediente de su promoción y
matrícula de honor. En 2015 se trasladó a Rotterdam, y tras una prueba
de acceso fue admitido en Codarts, Universidad de Artes. Este curso he
comenzado, además, una segunda carrera: Historia del Arte, por la UNED.
Lo cierto es que con 19 años, este joven es el único de
Extremadura que está 'dando la nota' con la prestigiosa Joven Orquesta
de Holanda, algo que siempre tuvo claro: «Cuando llegué a Rotterdam
decidí centrarme en mejorar mi técnica violinística y apartar las
pruebas de acceso y concursos. Este año, mucho más asentado y seguro,
decidí preparar la audición para entrar en la orquesta, sin muchas
esperanzas a decir verdad, ya que las plazas son limitadas y están muy
solicitadas. Por tanto, me sorprendió mucho recibir el email confirmando
que había pasado la audición con éxito».
Durante su etapa de estudio en Mérida, ya ingresó en la
Orquesta Joven de Extremadura. Allí, como reconoce recibió una formación
estupenda y de una calidad reseñable. Sin embargo, este alumno
brillante estaba convencido que su futuro estaba traspasando fronteras:
«Aprendí muchísimo, pero en mi formación individual encontré muy clara
la idea de salir fuera de España. Buscaba un cambio de sistema, un
cambio de estilo de vida, un cambio de público. Aunque no conocía a
nadie en Holanda, tuve la suerte de encontrar un profesor que se ofreció
a ayudarme con la preparación de mis pruebas de acceso. Viajé cinco
veces antes de éstas para recibir clases y sus recomendaciones. Luego,
tras pasar las pruebas, conocí a mi actual profesora, Natasja Morozova,
una de las personas por las que más admiración siento en mi vida musical
y personal. No obstante, debo asumir que a parte de mi trabajo y
constancia, debo agradecer una serie de factores a la suerte».
En cuanto a nivel musical y académico, admite que en el país
holandés éste suele ser más alto: «Por lo general, el nivel musical en
Holanda es más alto que en España, pero es una generalización muy
arriesgada. 'Fuera de series' hay en todas partes del mundo, pero sí es
cierto que la exigencia y el modo de vida impulsa a los estudiantes
holandeses más alto y más rápido que el sistema español. Existen
diferencias en asignaturas, reparto de horas, organización, proyectos,
exámenes, tasas e impuestos, y por supuesto, para mí la más importante,
la inversión económica. En una universidad pública, como es Codarts, es
posible que seccionen un grupo de 10 personas en una asignatura teórica
porque es demasiado grande. El nivel de contacto profesor-alumno es, por
tanto, muy superior a España. De hecho, habiendo vivido tan solo un año
y medio en Holanda, ya he participado en proyectos increíbles que en
nuestro país consideraríamos un despilfarro. Gracias a la solvencia
económica del país pueden buscar el resultado perfecto sin escatimar en
gastos. Esto ofrece un mundo de posibilidades a los estudiantes, y unas
experiencias que marcan tu carrera profesional».
Álvaro lleva ya un año y medio viviendo en Rotterdam y será
en este mes cuando empiece su intensa actividad en la orquesta con un
tour. «La Orquesta Joven de Holanda trabaja por proyectos, como la
inmensa mayoría de orquestas jóvenes europeas. Tiene dos fijos anuales:
el tour de invierno y el de verano. Yo comienzo mi experiencia ahora en
enero, interpretando la Sinfonía 6 'Trágica' de Gustav Mahler. El tour
consiste en una concentración de una semana en Apeldoorn, con un horario
intensivo de ensayos de mañana y tarde. Tras esta semana la orquesta se
mueve por las ciudades más importantes de Holanda para ofrecer
conciertos. A parte de los dos proyectos fijos, van surgiendo más a lo
largo del año, a los que te van llamando según la plantilla que se
necesite». En este caso, la plantilla fluctúa entre los 150 y los 200
componentes.
Al ser una orquesta joven, los integrantes no reciben una
nómina, pero sí reciben dietas, transporte pagado y estancia gratis
durante los proyectos. En este caso, la orquesta es una oportunidad
académica más para los estudiantes europeos mientras realizan sus
estudios.
Lo cierto es que a Álvaro aún le quedan estudios por
delante, pero ya tiene en mente futuros proyectos. «Por ahora tengo que
terminar mi grado de Bachelor en Holanda, del cual me quedan dos años y
medio. Después de eso me gustaría cursar un máster de interpretación,
aunque no sé dónde aún. Dentro de las salidas profesionales que ofrece
la música clásica me atrae la música de cámara y la docencia. Y
considerando destinos a largo plazo me llama la atención el norte de
Europa o Estados Unidos. Es pronto para encauzar este tipo de proyectos,
todavía solo son meras ilusiones», concluye.
Fuente: Hoy.es
¡Enhorabuena Álvaro! Orquesta Scarlatti te desea todo lo mejor.